Bellingham y Vinicius: una desconexión preocupante en el nuevo Real Madrid de Mbappé
La llegada de Kylian Mbappé ha generado una fractura en la conexión ofensiva del equipo
Lo que en la temporada pasada parecía una sociedad explosiva sobre el terreno de juego, ahora se ha transformado en una desconexión evidente. Jude Bellingham y Vinicius Júnior ya no encuentran ese punto de entendimiento que maravilló al madridismo en su primer año juntos. Con la llegada de Kylian Mbappé al Real Madrid, se ha alterado el equilibrio natural en la zona de ataque, generando una división visible entre los futbolistas, tanto en lo futbolístico como en lo emocional.
Durante su primer curso compartido en el Santiago Bernabéu, Bellingham y Vinicius formaban parte de un tridente dinámico junto a Rodrygo, en el que la movilidad, el desmarque y la visión de juego fluían con naturalidad. Hoy, ese engranaje parece haberse gripado, generando un cisma que Xabi Alonso deberá reparar si quiere mantener la armonía en el equipo.
El impacto de Mbappé: una nueva jerarquía en el ataque blanco

La irrupción de Mbappé ha tenido consecuencias inmediatas en el ecosistema del Real Madrid. El atacante francés ha llegado como una figura dominante, atrayendo buena parte del juego ofensivo hacia su zona de influencia. Esto ha obligado a Vinicius a reconfigurar su forma de atacar, buscando sinergias con el nuevo fichaje y reduciendo la frecuencia de sus combinaciones con Bellingham.
El inglés, por su parte, ha perdido protagonismo ofensivo. Condicionado además por una lesión en el hombro que arrastra desde hace meses, su rendimiento ha disminuido notablemente. Su juego, antes influyente y determinante, ahora parece diluirse en un rol secundario, generando una sensación de frustración palpable en el campo.
Bellingham, fuera de ritmo y emocionalmente descolocado
No ha sido una temporada fácil para Bellingham. Tras su extraordinario debut en el fútbol español, las expectativas eran enormes. Sin embargo, las circunstancias físicas y tácticas lo han desplazado de su zona de confort. Más allá del bajón futbolístico, lo preocupante es el aspecto anímico: el centrocampista se muestra cada vez más desconectado y errático.
Esa tensión ha derivado en comportamientos poco habituales en él. El inglés ha sido expulsado en dos ocasiones: una en Liga ante Osasuna y otra en la final de Copa del Rey contra el Barcelona, ya con el encuentro terminado. Además, ha acumulado amonestaciones que lo han dejado fuera por sanción en momentos clave, reflejo de una pérdida de control emocional que debe ser atajada cuanto antes.
Choques y reproches: el lado oculto de la tensión con Vinicius

Si bien el Real Madrid ha mantenido en privado cualquier desencuentro entre sus estrellas, varias imágenes durante los partidos muestran gestos de desagrado, discusiones y hasta reproches entre Bellingham y Vinicius. El brasileño, con su estilo explosivo, tampoco ha destacado por su implicación defensiva ni por su constancia, aspectos que parecen haber sacado de quicio al inglés en más de una ocasión.
El distanciamiento entre ambos es evidente sobre el césped. En partidos recientes, se ha visto cómo el balón fluye por carriles distintos, como si ambos evitasen involucrarse en las mismas jugadas. Esa falta de sintonía no solo afecta su rendimiento individual, sino que compromete el equilibrio de un sistema ofensivo que necesita cohesión.
Xabi Alonso tiene un desafío táctico y emocional entre manos
La llegada de Xabi Alonso al banquillo merengue marca el inicio de una nueva etapa, pero también le coloca frente a un desafío complejo. Reconstruir la relación entre dos jugadores que, por talento y jerarquía, deben liderar el proyecto es ahora una prioridad táctica y psicológica.
El técnico vasco deberá tomar decisiones importantes: ¿mantener a Bellingham como mediapunta, a riesgo de seguir aislado de sus compañeros?, ¿retrasarlo a una posición de organizador más clásico, desde donde pueda influir sin pisar zona ofensiva? Cada opción tiene consecuencias, y el margen de error es escaso.
En paralelo, será fundamental trabajar la parte emocional. Ambos jugadores representan presente y futuro del club. Restaurar la confianza mutua y reconstruir la química será clave no solo para ellos, sino para el éxito colectivo del equipo.
Rodrygo, el tercero en discordia que también sufre el nuevo reparto
No solo Bellingham ha visto reducido su impacto en el equipo. Rodrygo Goes, pieza importante en temporadas anteriores, también ha quedado relegado en esta nueva estructura ofensiva centrada en Mbappé y Vinicius. Su presencia ha sido más esporádica, lo que afecta directamente a la fluidez en el último tercio del campo.
En este contexto, Xabi Alonso deberá idear fórmulas que devuelvan protagonismo a todos sin renunciar al desequilibrio de sus estrellas. La competencia por minutos será feroz, y la gestión del vestuario será tan importante como la pizarra.
La situación actual entre Jude Bellingham y Vinicius Júnior no es solo una anécdota de vestuario. Es un síntoma de un desequilibrio más profundo en el funcionamiento del ataque blanco tras la llegada de Mbappé. El talento por sí solo no garantiza resultados, y el Real Madrid necesita encontrar un nuevo punto de equilibrio.